jueves, 29 de abril de 2010

Publicar para niños vive auge en México

En el imaginario de los lectores habitan personajes emblemáticos: la peor señora del mundo, una mujer tan malísima que asusta; Olivia, la cerdita que hace de las suyas; Willy, el chimpancé tímido, Gerónimo Stilton, que vive grandes aventuras; Natacha, la niña más cool del mundo y Matilda, una chiquilla traviesa. Aunque algunos han llegado al cine y a las series de televisión, todos han surgido de la literatura para niños que en México vive un gran momento.

No sólo se publican más de 2 mil títulos infantiles al año, según las cifras recientes (2008) de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana que reportó una producción de 13 millones 989 mil 476 ejemplares; también es una literatura que se diversifica.

A factores como incremento de editoriales especilizadas en niños, 700 puntos de venta, librerías con áreas especiales para los pequeños, ferias del libro, labor en escuelas y el Programa Nacional de Lectura de la SEP, la literatura infantil en México ha desarrollado nuevos géneros, como el libro álbum, la novela gráfica, los libros para bebés y de divulgación.

Una historia a color

En este panorama mexicano en el que participan alrededor de 50 casas editoriales, algunas de ellas totalmente enfocadas al público infantil y juvenil, como El Naranjo, Cidcli, Tecolote, Petra y Nostra, los libros para niños van bien. Lo sabe Daniel Goldin, editor de Océano Travesía y actor central de esta historia, pues desde el Fondo de Cultura Económica (FCE) echó andar colecciones infantiles emblemáticas como A la orilla del viento.

Daniel Goldin dice que nunca la literatura para los pequeños ha estado mejor. “Es un momento incipiente porque cada vez habrá más cosas, un momento donde se están borrando muchas fronteras entre los libros para niños y los libros para adultos, existe cada vez más una conciencia de que los libros son transgeneraciones”, comenta.

El ejemplo más notable es Harry Potter que, dice Goldin, fue leído por niños de seis a 78 años, pero además están los álbumes que son pensados para los niños más chiquitos, pero los compran los adultos o los libros de divulgación que tocan temas poco conocidos por los “grandes”. “Hay un rompimiento tajante de las fronteras entre lo culto y lo popular o entre el lenguaje gráfico y el textual”, dice el editor que define esta época como de movilización, cambio y migración.

Los pequeños no son de otro planeta

En la literatura infantil actual hay nuevos escenarios y temáticas, lenguajes y relaciones. Hoy el niño es un sujeto social que interviene en el espacio público, tiene derechos y espacios de participación. Saben que existe la violación, la pederastia, las drogas, el abuso, la violencia y la injusticia dentro y fuera de la escuela.

Eso lo saben también los escritores. Francisco Hinojosa, el narrador best seller de México con La peor señora del mundo, que ha vendido cerca de 350 mil ejemplares desde 1992 y de la cual el FCE ha editado una edición especial en gran formato, con un tiraje de 9 mil ejemplares y nuevas ilustraciones a todo color de Rafael Barajas “El Fisgón”, asegura que ha cambiado la concepción del niño. “Antes pensabas que había que protegerlo y envolverlo en plástico, como forran los libros para que nada los manche, pero de pronto descubrimos que Freud tenía razón y que los niños son unos perversos polimorfos y que son capaces de saber leer cualquier tipo de temas”, comenta Hinojosa.

El escritor y cantante argentino Luis Pescetti, creador de Natacha, reconoce que su protagonista refleja a una niña real con un grupo de amigos muy parecidos a como son los niños. “Siempre tengo una imagen que me guía, que un niño es como un inmigrante. Imagínate que tú estás como inmigrante en Alemania y tras seis meses allá, comiendo otra comida, hablando otra lengua, de repente te encuentras con alguien que es de tu misma ciudad, sientes alegría y alivio. Lo mismo les pasa a los niños, eso los engancha y se sienten reflejados”.

Libros de autores ganadores

Eliana Pasarán dice que antes se invitaban a los autores de adultos a escribir para niños, hoy la historia es distinta. Hay muchos autores que escriben para niños igual que ilustradores-escritores como Gabriel Pacheco y Alejandro Magallanes; ahora ganan premios internacionales además de lograr ser exportados.

Y a pesar de la bonanza para la literatura infantil, México no es un país de best sellers, las cifras de Roald Dahl, autor de Matilda o Elvira Lindo con su serie Manolito Gafotas, son inalcanzables. “Apostar por un best seller es romper con muchas cosas. La situación del libro es mala, tiene que ver con la precariedad de la red de librerías”, dice Goldin.

Es bueno saber que entre los niños, el futuro sde nuestroi país, s esta fomentando la buena costumbre de leer, es el primer paso para estar siempre informados, lisor para cualquier situaci´n, estar bien enterado.

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