jueves, 29 de abril de 2010

Los narcos están de fiesta

Atrapados por la creciente violencia criminal contra municipios, estados y Federación —y por la grosera ley que criminaliza indocumentados en Arizona—, pocos se han percatado del significado de las reformas a la Ley de Seguridad Nacional, aprobadas por casi todos los senadores.

¿Cuántos conocen el fondo de esa reforma, su significado?

Resulta que los patriotas en que se han convergido los senadores, le arrebataron al Presidente el control sobre las Fuerzas Armadas en la lucha contra ese poder fáctico y mafioso que son el crimen organizado y el narcotráfico, capaces de atentados impunes como el perpetrado contra la secretaria de Seguridad Pública de Michoacán.

Es decir, que diputados y senadores pudieran decretar que nadie haga frente a bandoleros que matan policías, servidores públicos, civiles inocentes, y que jefaturan poderosos cárteles de la droga. ¿Por qué? Porque el Ejército Mexicano y la Marina ya no los perseguirán como hasta hoy. ¿Por qué?

Porque la nueva Ley de Seguridad Nacional establece que militares y marinos sólo podrán combatir al narcotráfico y al crimen organizado, luego de una larga, burocrática y perversa cadena de mando que —a decir de especialistas—, será inoperante y sólo estimulará la impunidad y el florecimiento de las bandas criminales. ¿Y los ciudadanos? Estarán a expensas de las corruptas policías municipales, estatales y federales. Sólo serán protegidos por los militares y marinos, si lo pide el gobernador y lo aprueba el Senado.

El monstruo burocrático deja en manos de los virreyes estatales, los gobernadores, la facultad de pedir al Presidente movilizar al Ejército contra los criminales. La solicitud se enviará al Consejo de Seguridad Nacional, que la estudiará, analizará y avaluará para enviar su dictamen al Presidente y al Senado. ¿Y quién creen que tendrá la decisión final? Sí, el Senado, que ordenará al Presidente que, a su vez, ordene al Ejército actuar. Así, una facultad fundamental del Ejecutivo pasará al Legislativo. El que hace la ley, hace la trampa.

¿Y los ciudadanos?. Pues sí, ¡que se pudran!. En tanto los narcotraficantes estarán de fiesta. ¿Por qué? Porque los senadores les habrán dejado manos libres. ¿Cuánto tiempo pasará entre la decisión de un gobernador —y bajo que criterio decidirá—, y la orden presidencial de mover a militares o marinos contra los criminales? El tiempo se contará en número de muertos.

¿Por qué todo el Senado voto a favor?

Dice un experto: “Revisa uno por uno a los senadores, muchos llevan la tara genética contra el Ejército; del 68, 71, de la guerra sucia...”. Si no es, cómo se parece a una venganza de la historia.

EL EJERCITO Y LA MARINA NO DEBEN ESTAR EN LS CALLES PARA ESO ESTA LA POLICIA,QUE FORMEN UNA POLICIA UNICA PARA ENFRENTAR AL CRIMEN ORGANIZADO, EL EJERCITO HA MATADO Y VEJADO A CIUDADANOS INOCENTES Y SERAN JUZGADOS POR CORTES CIVILES PARA EVITAR LA IMPUNIDAD.

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