jueves, 29 de abril de 2010

Papa acepta renuncia de obispo por pederastia

Benedicto XVI aceptó hoy la dimisión del obispo irlandés James Moriarty, de la diócesis de Kildare y Leighlin, señalado como encubridor de casos de pederastia en aras de cuidar la imagen eclesiástica.

Un breve comunicado de la sala de prensa del Vaticano informó de la dimisión de Moriarty, uno de los seis jerarcas señalados por la investigación independiente 'Reporte Murphy', que analizó los casos de abusos sexuales en Dublín en los últimos 50 años.

Moriarty fue obispo auxiliar de la capital irlandesa de 1991 a 2002, aunque el reporte no había indicado acusaciones directas contra él, sí le había reclamado no haber 'desafiado la cultura prevaleciente' de silencio, cobertura y atención primaria al buen nombre de la Iglesia.

Tras una inicial duda Moriarty había anunciado haber presentado su renuncia el 29 de noviembre pasado al Papa Benedicto XVI.

'La renovación debe comenzar con aceptar las responsabilidades del pasado. En los últimos tiempos llegué a la conclusión que tenemos necesidad de un nuevo inicio y que podría hacer mi parte abriendo el camino', dijo el clérigo.

De los seis obispos acusados por el Reporte Murphy de participación en la cobertura de casos de abusos sexuales a menores el líder católico había aceptado en diciembre de 2009 la renuncia de Donal Brendan Murray al gobierno pastoral de la diócesis de Limerick.

También en diciembre pasado entregaron en El Vaticano sus respectivas dimisiones Raymond Field y Eamonn Walsh, auxiliares de Dublín también señalados en el informe, se espera que en los próximos meses sean aceptadas oficialmente.

Dermot O'Mahony ya no ocupa puesto alguno por estar jubilado mientras el otro de los involucrados, Martin Drennan, pastor de Galway y Kilmacduagh se resiste a renunciar.

En marzo de 2009 Benedicto XVI había mandado al retiro anticipado, por el escándalo de los curas pederastas, a otro cuestionado jerarca irlandés, John Magee, de la diócesis de Cloyne, ex secretario privado de los papas Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II.

Que bueno que la iglesia es una institución y la religión otra cosa, de otra manera ya nos hubieran destrozado la fe con tanta porquería, mientras tanto acaben con los hombres que tan mal representan a la iglesia.

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